Me tiré con un pincel hacia el papel y puse escape

Los poemas tendrán vida y el solista te los vendrá a contar.

martes, 24 de enero de 2012

Las veinticuatro muertes.

Miraba hacia arriba pensando en que pronto se acercaría la próxima muerte. Que mal me sentía conmigo misma. Intentaba impedir que ocurrieran aquellos asesinatos, pero es muy difícil luchar contra uno mismo.

Intentaba obligarme a dejar de matar, pero era imposible. Otra vez había vuelto a ocurrir. Mi sentimiento de culpabilidad aumentaba más aún, pero a la vez me dirigía a cometer mi siguiente crimen.

Yo sabía que después vendría otro, y otro, y otro. Había días que podía llegar a alcanzar los veinticuatro asesinatos.

Y allí seguía, sentada en aquella silla de madera con cara de pocos amigos. Hoy iba a ser uno de esos días catastróficos.

Me propuse superarme, hoy no iba a hacerlo. Me levanté decidida y me senté en el escritorio, libros y apuntes enfrente. Al poco tiempo, mi mente no fue capaz de aguantar y volví a ejecutar a otra víctima más.

De repente, el reloj me gritó: Deja ya de matar el tiempo, ya son demasiadas horas muertas.


(Práctica de Lengua, 1º Comunicación Audiovisual> Escribir un texto narrativo con el siguiente tema: Asesinato)

domingo, 27 de noviembre de 2011

La pareja tóxica.

Esa sensación de no querer ser una más. Cuando quieres ser especial, y no lo eres. O cuando solo quieres un hueco. Un hueco y nada más.

Pero al mirar te das cuenta de que está todo completo, no queda ni un solo sitio y el avión va a tener que despegar sin ti. No te ha dejado ni un rinconcito.

Él quería, pero no ha podido. Él quería, pero tras tener fuertes discusiones con sus sentimientos, no lo ha conseguido.

Se quiere convencer de que si. Que si. QUE SI. Pero ella, en el fondo, sabe que no. Que no. No lo puede obligar a sentir, y por mucho que ambos quieran, ella ya no forma parte de su vida.

Saldrá el último vuelo, y dirán los altavoces de todo el aeropuerto que tienes que marcharte.

Todos los pasajeros están listos para salir, pónganse los cinturones. Y mientras las lágrimas le caían en su traje de piloto, se puso en marcha, y voló sin ella.

La chica se quedó sentada, mirando a través del cristal, y pensó: ojalá haya comprado billete de ida y vuelta.


...Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de mi.


Suenan: -Del invierno (Zahara)

-Domingo Astromántico (Zahara y Love of lesbian)


viernes, 4 de noviembre de 2011

La Sagra, la cima del YO.

No pensé que este año fuera a estar tan cargado de cosas que me llenaran como lo están haciendo, pero así es, estoy disfrutando de la carrera como la que más, con especial con una asignatura llamada "Inteligencia Emocional", aquí os dejo con una práctica en la que tenía que contar una situación de mi vida y relacionarla con: Pensar, actuar y sentir.

LA SAGRA, LA CIMA DEL YO.

Me remonto dos primaveras atrás, cuando fui de acampada a la sierra granadina con el grupo scout al que pertenezco. Éramos quince personas de más o menos la misma edad y tres monitores que nos sacaban como mucho cinco años. La meta de esa acampada era alcanzar la cima de La Sagra, que se sitúa a 2383 metros de altitud, el pico más alto de de la cordillera Subbética.

A pesar de ser primavera, el monte estaba cubierto de nieve, aún así, el segundo día de acampada comenzamos la marcha e iniciamos el camino ladera arriba. Los primeros tramos eran relativamente fáciles, ya que caminábamos por una senda sin nieve, era un camino divertido y agradable que no te agotaba demasiado. Llegamos entonces a una explanada desde la que se visualizaba el siguiente tramo que nos esperaba con una pinta no tan amena

. Pendiente muy inclinada y tres cuartas de nieve.

Nuestros monitores, expertos en montañismo, nos enseñaban a andar por la nieve en pendientes tan fuertes, nos decían constantemente: “No os agachéis, andad rectos y con seguridad” Resultaba difícil seguir sus consejos cuando si mirabas al frente tenías más cerca de la cara el suelo que ibas a andar que tus propias rodillas. Aquello estaba realmente inclinado.

Ante esta situación, lo que te salía por instinto era encogerte e ir agachado, ya que ir recto daba más sensación de vértigo. Daba igual, esa era la manera. Ellos lo seguían repitiendo: “Andad con seguridad, clavad los pies en la nieve en cada paso que deis” Esa era la clave, andar con seguridad.

La imagen era curiosa, una fila de quince adolescentes subiendo por la nieve, los agachados éramos los inseguros, los que sobresalían con sus espaldas rectas le habían echado valor y habían asumido que esa era la mejor manera. Y, efectivamente, el secreto era confiar en ti mismo. Solo eso.

Yo, al cambio, seguía agachada, aferrada a la nieve dando pasos de hormiga. Yo sola tenía más miedo que todos ellos juntos. Y ¿Por qué? Pues muy sencillo, yo ya había caído en mi error más habitual, había pensado en todo, en absolutamente todo. Desde mi seguridad física hasta el porqué yo era incapaz de andar recta y de apartar mis miedos.

Pero tanto pensar no fue bueno…

Poco después llegamos a un tramo de roca mojada, sin nieve, y prácticamente en acantilado. Había que escalar el tramo uno a uno con más cuidado que nunca. Yo lo vi y pensé: No soy capaz de subir eso.

Llegó mi turno, me enganché de aquella roca como pude, y eligiendo el peor momento para recordarme todas mis inseguridades, a 2000 metros de altitud, me resbalé. A partir de aquí todo pasó en milésimas de segundo. La mano izquierda de mi monitora salió en mi ayuda, y arriesgando su estabilidad propia en un arranque de valentía, me levantó en peso cuando yo estaba resbalándome y gracias a eso pude recuperar fuerzas y sacarlas de donde no las había para empujarme hacia arriba.

Cuando estaba a salvo me quedé mirando a mi alrededor y vi las caras pálidas de mis amigos, bueno, de casi todos, algunos la tenían oculta con sus propias manos. Yo no dije nada. De hecho, nadie dijo nada hasta pasados unos minutos. Yo me sentía entre afortunada por seguir con todas las partes de mi cuerpo en su sitio e incluso por estar viva, a la vez que enfadada conmigo misma. Si yo no confiaba en mí, ¿Cómo se me ocurrió dejar mi vida en mis manos?

Tuve que tomar una decisión. Me quedaba medio camino por delante y estaba claro que aferrarme al suelo no era la solución así que clavé mis botas sobre la nieve, erguí la espalda y miré hacia el frente. La imagen ahora había cambiado, una fila de quince adolescentes andaban rectos monte arriba con toda seguridad. Parece ser que no fui la única que se dio cuenta de que si queríamos alcanzar la cima, la actitud era otra.

Una hora después, y tras el mayor esfuerzo físico y mental que recuerdo desde hace tiempo, conseguimos llegar. Éramos lo cuartos en el grupo scout que intentábamos subir ese monte y fuimos los primeros en conseguirlo.

El momento en el que mis pies pisaron aquel pico, comenzó una nueva etapa en mi vida, desde entonces los caminos los ando lo mas recta posible, aun que he de confesar que le sigo dando mil vueltas a las cosas, eso sí, ahora intento que mi vida no dependa de ello…

Como conclusión final puedo decir que pensar y reflexionar sobre las cosas está muy bien, pero en cierta medida. Actuar, actúa como creas que es lo mejor, sin renunciar a la espontaneidad, y por último, nunca, y repito NUNCA, te prives de sentir.

domingo, 2 de octubre de 2011

Es tiempo de... dejarse llevar.

Hay un momento en la vida de toda persona en el que se produce El Cambio. Me refiero a esa etapa a la que nos enfrentamos ahora muchos de nosotros. Esa etapa en la que va a cambiar todo. TODO.

Nos hacemos miles de preguntas constantemente, inspiradas en ese futuro tan incierto que tenemos la manía de adivinar. ¿Lo haré bien? ¿Seré capaz? ...todo son retos. Retos planeados. Creo que ese es el error... planear. Demasiadas cosas llevamos ya bajo un guión este año que nos espera, para preparar también como vamos a comportarnos. ¿Donde está entonces la emoción, si ya sabemos que va a pasar? Sería como empezar a ver una película por el final, cuando ya han atrapado al malo o cuando el chico lo ha dejado todo por ella y se besan bajo la lluvia.

Este año, solo quiero aprovechar las oportunidades y coger los trenes que pasen.
Este año, no voy a dejarme obstaculizar mi propio camino.
Este año, no se que mas me va a pasar y eso... eso me ilusiona.

Prometo que voy a hacer todo lo posible por tener agujetas de reírme.
Prometo que los ojos se me achinaran al sonreír, y también prometo que voy a llorar lo que a mi me de la gana. Y que nada, absolutamente NADA se va a quedar preso en mí por miedo.

Lo prometo. Me lo prometo. De verdad.



"No quiero un final feliz, solo quiero serlo, repartir el amor, retrasar el momento de irnos...
Repartir el placer, prolongar el encanto de vernos.. "

martes, 12 de julio de 2011

Pobre Nana, pasará la noche sola.

Hoy, es un día frio. Es verano y hace frio, por algo será. Esta tarde seguro que sale el sol, y pronto volverá a llover, y después otra vez saldrá el sol. Odio la indecisión. Odio mi indecisión.

Soy incapaz de tener las cosas claras alguna vez en mi vida. Envidio a todo aquel que es capaz de pensar con sangre fría y hacer lo que más le conviene. Aquel que no tiene conciencia y por ello vive feliz.

Ojalá pudiera hacer las cosas así, sin ninguna duda, preocupándome al 100% por mí. De mí y de nadie más.

Pero es que esta vez no he podido controlar la situación, esto no lo he provocado yo, pero al cambio depende de mí. Ahora mismo, TODO depende de mí.

Yo no estoy preparada para vivir estas historias de película ¿No veis que soy débil? Esto ya es demasiado, me supera.

+Disculpe ¿Tiene una talla menos? Esta historia me está demasiado grande.

-No, lo siento, es la que le ha tocado, las tallas más pequeñas son para los niños.

+Si yo ya lo dije en su momento, que no quería crecer. Odio las historias para mayores.

lunes, 11 de julio de 2011

Rarezas.

Las vueltas que puede dar la vida. Madre mía. Hay situaciones que nunca jamás puedes pensar que vayan a ocurrir, pero que al final, ocurren. Esos momentos que muchas veces dices con toda la seguridad del mundo: No, no puede pasar. Oye, pues si que puede.

Y es que últimamente tengo los ojos como platos, viendo pasar las cosas y yo en medio, mirando con cara de pasmada, pensando... ¿Enserio?

Y así empieza este extraño verano, repleto de rarezas. Quizá no sea el verano que había planeado, quizá sea el peor verano en mis 18 años de existencia, pero quizás también sea el verano más diferente. El que me ha tocado, y que tengo que llevar con optimismo y por supuesto, ironía de la que me encanta.

Será el momento de pensar en mí y en qué me pasa. Pero es que mira que se ponen las cosas difíciles… que alguien me diga cómo solucionar esto porque yo desde luego estoy siendo incapaz.

Como siempre, más centrada en que sentirás tu que en que siento yo. No sé cómo hacerlo para no hacerte daño. Creo que no existe la manera.

Solo digo que espero no equivocarme, que espero que todo salga bien sin sentirme horriblemente mal conmigo misma. Si no es así…, no me lo quiero ni imaginar.

…Empezar de nuevo a pesar del tiempo vivido.

Suena: Menos que un amor y mas que un amigo > Jarabe de palo

martes, 7 de junio de 2011

Pequeñas victorias que pasaron desapercibidas.

Lo más increíble de todo esto es que yo ya lo sabía. Yo en el fondo lo sabía. Junio no. Junio no iba a ser el mes, no. ¿Por qué? Pues sinceramente… no lo sé. Yo desde luego no lo he elegido así.

He cerrado los ojos, he golpeado, sin parar, sin parar, sin parar, he gritado, he llorado, me he hecho miles de preguntas, esperanzada de que eso solucionara algo. Pues no. Mi sorpresa al volver a abrir los ojos fue que todo seguía igual, y que por mucha rabia contenida que yo tuviera… nada iba a cambiar. Mis tres treses seguían allí, impresos en esa lista de papel que me había llevado al desastre.

Ahora, a día 7 de Junio, tengo que asumir. Asumir y soportar. Soportar escuchar por la calle a la gente hablando de la selectividad, ver como las bibliotecas rebosan de gente con ilusión, de gente que lo ha conseguido.

¿Y qué? Como decía: Asumir. No queda otra. He cambiado mis gafas de FRACASO por unas con cristales de LUCHA. Ahora, las cosas son diferentes. Estar todo el verano lamentándome con “podría haber hecho…” no merece la pena. Miro hacia el frente, veo un reto. Veo un reto que SI o SI voy a conseguir.

Como dicen por ahí “No hay mal que por bien no venga”. Esto me está sirviendo para construirme un poquito más. Para mejorar algún fallo y superar otro. Sí, he dicho SUPERAR. Queridos y escasos (o incluso inexistentes) lectores, HE PEDIDO AYUDA. A todo aquel que me conozca sabrá que esto… esto es un gran paso. Y es que esta vez, era necesario. Por fin me he dado cuenta de que cuando tienes una nube que te nubla la vista, por la que solo ves lluvias y tormentas, necesitas a alguien. Alguien que vea las cosas con objetividad o que simplemente esté ahí.

He de admitir que ha sido crucial pedir ayuda. Desahogarme. Y sobre todo, sentirme protegida. Sentir que está ahí y que no le importa escucharme. Sentir que me comprende y no me juzga. Ha sido IMPRESCINDIBLE.

Y por fin acabo algo que empiezo a escribir después de la última entrada. Todos los intentos anteriores, no salieron adelante. Será porque estaban llenos de pesimismo, y el pesimismo no lleva a ninguna parte. Aún no puedo decir fin, pero si puedo decir POR FIN. Por fin arropada.


"No poder ganar todas las veces y entender que esa es la llave hacia un camino más amable. Y aceptar que no todo es tan fácil y que no siempre los huesos aguantan el peso. RECONSTRUCCIÓN"