Me tiré con un pincel hacia el papel y puse escape

Los poemas tendrán vida y el solista te los vendrá a contar.

martes, 15 de febrero de 2011

Pintura: El Viajero melancólico. Sandro Chio.

Y yo que sé que va a ser de mí de aquí a un año, si ya he perdido la esperanza, la motivación, las ganas… Se ve que lo del karma va a ser cierto.

Que desastre, que mal, que pobre. Una y otra vez. Los perfectos siguen siendo perfectos. Y yo, sigo siendo aquella de siempre. Aquella que intenta agarrar la constancia después de 17 años y no soltarla jamás. Aquella inútil que es incapaz de estar sentada más de dos minutos y que siempre encuentra miles de cosas más importantes que hacer.

Y esto… ¿Tiene solución? -¡Propóntelo enserio y lo conseguirás! Y una mierda. No tengo fuerza de voluntad ni para eso. Engañao.

Y es que ni siquiera lo entiendo yo misma, como puede preocuparme tanto y no hacer nada al respecto, cuando realmente sé que está en mis manos.

Esfuerzo. Esa palabra no está en mi vocabulario.

He renunciado a cosas. Como gesto, está bien. Ahora hay que aprovecharlo.

Y los miro, a ellos. Y cada vez me doy más cuenta de que no quiero que mi futuro sea igual. No quiero. No puedo. Lo dejaría todo. Lo sé.

Que absurdo me resulta obstaculizar mi propio camino. Que absurda me resulto.





-“Estás espesa”… -No lo sabes tú bien.


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martes, 1 de febrero de 2011

Imperfecciones.


Apunto de estallar.

Una cuenta atrás, que segundo a segundo, me acercaba un poco más al desastre, a la explosión. Una cuenta atrás, que segundo a segundo, me acercaba simplemente a gritar, o lo que es peor, a hablar. A decir miles de cosas de las cuáles (podría decir con certeza) me arrepentiría. Pero el temporizador se paró cuando solo quedaba un segundo. Se paró en seco. Y ahí, pensé. No era culpa suya, solo era la gota que colmaba el vaso. Ese vaso, que ya hace tiempo que mantenía entre algodones para que no se derramase y no se hiciera con sus aguas un océano infinito, cubierto de gente con rabia y situaciones incómodas.

Pero como decía, no tenía que pagar todo con ellos. No todo. Pero aquí no se salva NADIE.

Ese enfado general. Lo sé, no debo comparar, de hecho, no lo hacía, pero las cosas son demasiado diferentes. Antes, eran uno más, ahora, incluso sin querer (o eso espero) han creado un muro. Y eso, realmente no es lo que me molesta, ya que cualquiera sería capaz de definirlo con una sola palabra: INEXPERIENCIA. Y yo, lo entiendo, pero coño, acéptalo y se mas humilde.
Yo, he trabajo, me he esforzado. ¿Para qué? Pues para nada, parece ser.
Y exige algo de mérito. ¡NUNCA!. Seamos realistas, enseguida resaltaría la etiqueta que llevas colgada del cuello, la etiqueta que te tacha de egocéntrico. De protagonista. Que equivocados estáis.

Pero yo, que me conozco casi mejor que nadie, me voy a ahorrar el tomar medidas drásticas que se que nunca llegaría a cumplir, asique iré directamente a lo práctico. Seguiré trabajando como nadie, que es para lo que sirvo, y sin tener que demostrar nada a nadie, ya se notará quién soy.
Ya se notará QUIÉNES SOMOS.

Hoy, os dedico: Canción de amor propio. -> Ismael Serrano. http://www.youtube.com/watch?v=CO96s-aJr3Y